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Tendencias del consumo argentino de hortalizas y frutas locales “Km 0”

AVANCES EN HORTICULTURA - REVIEW | Castagnino, A.M. - Díaz, K.E. - Rogers, W.J. - Rosini, M.B. - González Ferrín, M.S. - Berriolo, M.J. - Zazzetta, M.L. - Cendon, M.L. - Fasciglione, G. - Yommi, A. - Díaz, H. - García Franco, A. - Marina, J. - Rubel, I.

Etiquetas: Buenas Prácticas Agrícolas, circuitos cortos, vegetales, alimentación saludable, huerta

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18519342/wnra72ued

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Cita:

Castagnino, A.M. - Díaz, K.E. - Rogers, W.J. - Rosini, M.B. - González Ferrín, M.S. - Berriolo, M.J. - Zazzetta, M.L. - Cendon, M.L. - Fasciglione, G. - Yommi, A. - Díaz, H. - García Franco, A. - Marina, J. - Rubel, I. (2022). Tendencias del consumo argentino de hortalizas y frutas locales “Km 0”. Horticultura Argentina 41 (105): 61-109. http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18519342/wnra72ued

Resumen:

La promoción de una alimentación adecuada que incluya una dieta rica en hortalizas y frutas (H y F), inocuas, de calidad y de origen conocido, es un aspecto fundamental para la salud de la población y representa un desafío para las instituciones. En tal sentido, y con el objetivo de estudiar el grado de conocimiento e importancia otorgada por los consumidores a las hortalizas y frutas locales y regionales (“Km 0”) y las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), se realizó la encuesta on line (formulario de Google) Realidad del consumo argentino de hortalizas “Km 0”, en el ámbito nacional argentino, en el marco de: proyecto interinstitucional “Producciones Vegetales Intensivas de Alimentos Saludables” (INTA-AUDEAS-CONADEV), como así también: programa de investigación y transferencia tecnológica “Cadena espárragos y otras hortalizas bajo un enfoque sistémico” FAA-UNCPBA, programa de Extensión “Hortalizas PRO Salud” (FAA y FCS-UNCPBA) y el Proyecto “Sistemas Agroalimentarios: Redes de valorización y diferenciación de alimentos en la construcción de territorios sustentables” (FCA-UNMdP). Los resultados evidencian, por un lado, el interés de la población argentina en conocer el origen de las H y F consumidas, y por otro, el desconocimiento en la categoría de productos actualmente denominados “Km 0”. En consecuencia, surge la necesidad de intensificar la difusión de BPA y de los beneficios del consumo de H y F.

Artículo Completo:

1. Introducción

La calidad de vida de la población depende entre otros indicadores de una alimentación variada, saludable y rica en hortalizas y frutas (H y F), incluidas las plantas aromáticas medicinales y vegetales en general, como indica la International Society for Horticultural Science– ISHS, dado que propician el buen funcionamiento del organismo, contribuyendo a mejorar el estado de salud y prevención de enfermedades (Cámara-Hurtado, 2021; Muñoz Jáuregui et al., 2020) y propician el bienestar mental (Naja & Hamadeh, 2020); adquiriendo, una alimentación saludable, mayor relevancia a partir de la pandemia sanitaria, ocasionada por el COVID-19 (Pérez Rodrigo et al., 2020). La misma generó un contexto socioeconómico y sanitario global, en el cual las instituciones deberían asumir un rol clave, para concientizar a la población sobre la necesidad de tomar adecuadas decisiones, respecto a las formas de producción y consumo de H y F, su origen, inocuidad y los beneficios de su incorporación a la dieta.

Actualmente, un mayor consumo y producción de H y F, constituye una nueva tendencia global, de aquellos consumidores, productores y prosumidores (productores consumidores) (Leoni, 2021), que entienden la alimentación, no sólo como una forma de satisfacer necesidades de alimentación básica, sino también como una fuente de sabor, salud, sustentabilidad, biodiversidad y de mayor seguridad alimentaria (Castagnino et al., 2020a). En tal sentido, según Razzoli et al. (2020), está cobrando relevancia, desde hace varios años, la producción y comercialización de aquellas H y F producidas en un área no mayor a 100 km, denominadas “Km 0”, como factor de integración, por parte de emprendedores y consumidores, que en muchos casos, privilegian contar con una economía circular; existiendo marcadas diferencias entre países desarrollados en los que la misma está ampliamente difundida, a diferencia de los países en vía de desarrollo, en los que también se debería impulsar dicho enfoque.

Desde la segunda mitad del siglo XIX, el sistema alimentario se ha visto fuertemente afectado por el fenómeno de la globalización, en el que las relaciones directas entre productores y consumidores fueron sustituidas por un sistema complejo de actores que incluye varios intermediarios (Dunne et al., 2011). La entrada en el mercado de grandes mayoristas y cadenas de supermercados, incrementó la competencia, en detrimento de los pequeños productores (Renting et al., 2003; Maye y Kirwan, 2010). Además, la globalización llevó a la disminución de la biodiversidad, contribuyó al aumento de la obesidad, la pobreza alimentaria y la imposibilidad para los consumidores de contar con información adecuada sobre la procedencia y calidad de los alimentos (Qaim, 2017; Pulker et al., 2018). No obstante, actualmente, los consumidores son cada vez más conscientes de las externalidades negativas de un sistema alimentario globalizado y están dispuestos a restablecer una conexión directa con los productores, apoyar, consumir alimentos saludables (Duram y Cawley, 2012), y contribuir a reducir el impacto ambiental, mediante el cuidado en el consumo de alimentos (Bloemhof et al., 2015), procurando minimizar las pérdidas y desperdicios. En este contexto, hace más de dos décadas, surgieron las llamadas Cadenas Cortas de Suministro (CCS), las que desde su inicio (Brunori y Galli, 2017), han tenido un rol relevante como vector de innovación, en particular en lo que respecta a la producción sostenible (Brunori et al., 2013; y se las considera como los canales más apropiados para los productos regionales, los orgánicos, los típicos, los agroecológicos y los provenientes de pequeñas producciones familiares y de la agricultura natural (van der Ploeg et al., (2000).

Las CCS son sostenibles, engloban objetivos ambientales, y cuentan con un enfoque social y ético, asegurando beneficios sociales y económicos, para los actores de la cadena de suministro, impulsando un alto nivel de confianza, transparencia y cooperación entre ellos (Stevenson y Pirog, 2008). Son consideradas multifacéticas y, según algunos autores, los criterios a considerar (Paciarotti y Torregiani, 2021) son siete: distancia, tamaño de la cadena de suministro, número de intermediarios por tipología de canales de venta, porcentaje de venta directa, know-how local, identidad del producto en relación con el territorio, gobernabilidad (grado de control de los actores locales).

Además, se cree que las dichas cadenas (CCS) pueden ser los motores de una deslocalización de la producción de alimentos, encaminada a apoyar a los productores locales, a diversificar la producción, a una recalificación de la distribución de alimentos, a una relación renovada entre la ciudad y el campo, y a contribuir a la defensa de las zonas agrícolas periurbanas, según Brunori y Bartolini (2013). Dichos autores sostienen que un aumento de la importancia de las CCS, o comúnmente denominada “cadenas Km 0”, en el sistema alimentario nacional, pueden propiciar la transición de los sistemas agroalimentarios frutihortícolas actuales, hacia una mayor sustentabilidad. Además, la proximidad social entre productores y consumidores favorece la transferencia de conocimientos y aprendizajes. Al mismo tiempo, el consumidor (que puede adquirir H y F “Km 0” utilizando redes sociales), puede incorporar aprendizajes provenientes del productor como información sobre los métodos de producción utilizados y, de manera más general, sobre los valores de la ruralidad, como el mantenimiento del territorio, el paisaje, las tradiciones y las identidades locales específicas, entre otros aspectos.

Las CCS se caracterizan por un pequeño número o ausencia de intermediarios (Kneafsey et al., (2013a), siendo la logística uno de sus principales puntos críticos a nivel global, por lo que su conocimiento por parte de los consumidores y su mejora representa un desafío que puede contribuir activamente a transformarlas en alternativas concretas y sostenibles, a la alimentación globalizada (Nsamzinshuti et al., 2017). Estas cadenas de suministro se basan en el contacto directo entre los productores y consumidores, y sus consiguientes relaciones, basadas en la confianza y la honestidad, en donde el énfasis está puesto en dicho vínculo y en la construcción de valor y significado, en lugar de únicamente el tipo de producto en sí, según Marsden et al. (2000).

No existe una definición única y compartida de las CCS, dentro de la comunidad científica (Kneafsey et al., (2013b); siendo la característica citada con mayor frecuencia, la proximidad geográfica, es decir, la cercanía entre productores y consumidores (Ilbery y Maye, 2006; Kebir y Torre, 2013). Esta cercanía puede ser conceptualizada en términos de límites políticos, es decir, en términos de regiones o países (Engelseth y Hogset, 2016), o en relación con la distancia, ya sea medida en kilómetros (Chambers et al., 2007)o en el tiempo (Zepeda y Leviten-Reid, 2004). Sin embargo, con respecto a estos últimos factores, la distancia entre productores y consumidores no es inequívoca, por lo que las CCS deberían estar definidas en función de las características morfológicas y demográficas de un territorio, así como la de los actores involucrados y sus objetivos. Para la mayoría de la literatura, la distancia considerada debe ser 100 km (Castagnino et al. 2020ayb), si bien el rango considera por algunos autores varía de 30 a 100 km (Pretty et al., 2005; Blanquart et al., 2010). Algunos países consideran los límites superiores mayores, por ejemplo, 160 km, en el Reino Unido; 250 km en Suecia (Nilsson, 2009); 644 km, en EE. UU (Engelseth y Hogset, 2016).

Además, algunos autores como Ilbery y Maye (2006); Zepeda y Leviten-Reid (2004), sostienen que cuando la distancia se mide en tiempo de llegada desde el lugar de producción al de comercialización, la misma oscila entre 5 horas y 1 día. Dicho factor, puede ser un complemento, ya que la sola proximidad geográfica en sí misma, no es garantía de calidad (Goodman,2003; Watts et al.,2016).

Para la asociación Slow food[1] (comida lenta), se genera una cadena de suministro de alimentos corta, cuando los productores y los consumidores finales se dan cuenta de que comparten los mismos objetivos, que se pueden lograr creando nuevas oportunidades, que fortalezcan la comida local.

La socialización de las actividades agrícolas es un fenómeno global relevante, que podría contribuir a la construcción de un modelo capaz de unificar otras funciones y objetivos, como los servicios de ayuda mutua, las diferentes relaciones entre la ciudad y el campo, la promoción de la biodiversidad ambiental y agroalimentaria, las oportunidades para los negocios y empleos locales (Coscarello, 2021).

Además, las producciones frutihortícolas de cercanía o “km 0”, contribuyen a la mejora de la calidad alimentaria, a través de la mayor disponibilidad y accesibilidad a alimentos frescos y de estación, por los mencionados vínculos generados por la proximidad entre producción, distribución y consumo tendiendo a favorecer también la producción local y, de esta manera, la soberanía alimentaria (Marichal et al., 2021). La cercanía, entre el ámbito de producción y el de comercialización evita traslados, lo cual disminuye el impacto ambiental y los precios finales de los alimentos por el menor costo de flete, de la logística en general, promoviendo la agricultura a pequeña escala.

Las producciones de origen vegetal, particularmente las H y F, constituyen un grupo de alimentos de gran interés, por sus contenidos en vitaminas (provitamina A o B-caroteno, B6, C, D y E), minerales (hierro, cobre, selenio y zinc, entre otras), fibras, micronutrientes, antioxidantes, proteínas, y otros fitoquímicos de gran valor, procedentes de su metabolismo secundario. Es así que, su consumo es imprescindible, para una alimentación sana y equilibrada que refuerce el sistema inmunológico y promueva rutas metabólicas que favorezcan al buen funcionamiento del organismo, además de contribuir a contrarrestar el efecto de microorganismos patógenos y de sustancias extrañas, que atentan contra la salud (Deossa Restrepo et al., 2020).

En tal sentido, una alimentación balanceada, que incluya una adecuada proporción de frutas y hortalizas, en base a las recomendaciones de entidades nacionales e internacionales, es especialmente importante en países como Argentina en el que la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR, 2019), indicó el 62 % de la población tiene exceso de peso (36,2 % de personas con sobrepeso y 25,4 % con obesidad) y, en el caso particular de la obesidad (tanto infantil como en adultos), viene creciendo de manera acelerada en el país, acompañando la tendencia mundial. En el caso de los niños y adolescentes, según datos provenientes del programa SUMAR, del Ministerio de Salud, (en una población de más de 3 millones de 0 a 18 años), uno de cada tres (34,5%), presenta sobrepeso u obesidad (Schoj, 2019). Además, a nivel global, la malnutrición con sobrepeso es 4,3 veces más frecuente que la malnutrición con bajo peso, en niños (Schoj, 2019; Bellaccomo et al., 2020a). En tal sentido, se requiere de acciones institucionales e interdisciplinarias concretas, tendientes a contribuir a revertir dicha tendencia, tanto en la población adulta como, especialmente, en niños y adolescentes.

Asimismo, las cadenas agroalimentarias de origen vegetal son las que actualmente sufren los niveles más altos de pérdidas y desperdicios, por lo que resulta imprescindible la optimización de su aprovechamiento y consumo. En este contexto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), declaró el año 2021 como “Año Internacional de las frutas y verduras”, con los objetivos de concientizar acerca de los beneficios de incluir frutas y hortalizas como parte de una alimentación y estilo de vida saludables, así como propiciar el aprovechamiento integral de la materia prima producida y la minimización de las pérdidas y desperdicios, en el marco del actual enfoque global hacia la economía circular (FAO, 2021; Díaz et al. 2022).

En este contexto, las tendencias en el consumo de H y F por parte de la población, el grado de conocimiento e interés en las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y la valoración otorgada respecto del origen e inocuidad de los alimentos consumidos, se pueden documentar con encuestas desde las instituciones, tendientes a la planificación de actividades que den respuesta a las necesidades detectadas (DNPS, 2019). Las encuestas en línea, como google form, constituyen una herramienta eficaz para registrar la realidad, predecir y/o prevenir problemas relacionados con la alimentación y la salud (Mavragani, 2018), especialmente ante el actual contexto de pandemia (Roser, 2020; Bellacomo et al., 2020a;b).

En cuanto a las cadenas frutihortícolas argentinas, y las producciones en diferentes escalas, pueden realizarse en todo el país, debido a su adaptabilidad y a los diversos ambientes que existen (Corti, 2019); siendo obligatoria la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), en frutas desde el 01/01/2020, y en hortalizas desde el 01/01/2021 (RESOL-2020-214-APN-MAGYP).

La implementación de BPA en las CCS de H y F, es especialmente importante en los sectores periurbanos de las ciudades, en los cuales, en las últimas dos décadas, se vienen produciendo transformaciones socio demográficas y productivas que impactan sobre el paisaje y los usos de la tierra, generando conflictos entre una ruralidad agro-productiva y otra residencial. Dichos sectores se caracterizan por la expansión de nuevos espacios residenciales que coexisten con producciones intensivas, que requieren la implementación de BPA y ajustarse a las normativas vigentes en el ámbito de producción local, a fin de garantizar la salud de la población y estrategias productivas y laborales sustentables, ya que muchas veces se generan tensiones por el uso del suelo (Maraschio et al., 2018).

Las cadenas agroalimentarias frutihortícolas generan, un aporte económico y social, relacionado con el producto bruto agrícola y el empleo. El consumo de H y F tiene impacto en la actividad de pequeños y medianos productores, también involucra efectos positivos directos e indirectos en todos sus eslabones, incluyendo los de distribución y comercialización. En tal sentido, Fernández Lozano (2012), refiere que el sector hortícola es fundamental para las llamadas “economías regionales” ya que éste demanda el 36% del total de mano de obra correspondiente al sector de producción primaria. Además, si se compara por unidad de superficie con el sector agropecuario en general, demanda 30 veces más de mano de obra, 20 veces más insumos y 15 veces mayor inversión en maquinaria y equipamiento.

La pandemia por COVID-19 de acuerdo con Álvarez Toro (2020), afectó las actividades productivas, los ingresos y el acceso a insumos agrícolas por parte de las familias productoras de H y F, e incrementó los precios de los alimentos y de los insumos, lo cual tiene implicancias en la seguridad alimentaria y la nutrición. Por tales motivos, desde las instituciones, representa un reto impulsar la implementación de BPA, que garantice la inocuidad de las producciones logradas. Esta implementación y, en particular, para la producción de H y F “Km 0”, requiere del enfoque de cadena de valor, como complemento de la cadena de suministro. Dichos enfoques involucran los mismos procesos, y cuando se habla de cadena de suministro, se enfatiza en el proceso que va desde la producción hasta el consumidor. Si se observa el proceso desde el lado del consumidor, en cambio, se hace hincapié en el valor que este percibe, por lo que la “cadena de valor” generada va en sentido opuesto a la “cadena de suministro”. En este sentido, la diferencia más importante entre ambos es que el foco de la cadena de suministro está en integrar y hacer más eficientes los procesos, mientras que el análisis de la cadena de valor, se concentra en crear valor para los consumidores. Y, mientras que las cadenas de suministro se focalizan en reducir costos y mejorar la eficiencia operativa, las cadenas de valor se orientan más a la innovación de productos, diferenciación y agregado de valor, que influyen no sólo en las características de un bien, sino también en la percepción de valor del mismo (Giacobone et al., 2018). Además, para algunos autores, como Hawkes y Ruel (2011), el enfoque de cadena de valor está orientado a mejorar los aspectos nutricionales, la disponibilidad, aceptabilidad y asequibilidad de las H y F para los consumidores. En tal sentido, el conocimiento por parte de la población de la proporción real de consumo de H y F, así como de los hábitos, frecuencias y preferencias de la población, resultan imprescindibles, a fin de implementar estrategias para su optimización (Barrio Mateu, 2020). La pandemia de COVID-19, evidenció la importancia de producir alimentos frescos locales, para facilitar el acceso a los consumidores a productos inocuos y de calidad, propiciando las llamadas dietas locales (o típicas), que incluyan productos Km 0. Además, la difusión de dicha categoría de productos contribuye al fortalecimiento y promoción del turismo local (Mazzei, 2013) o agriturismo.

Las cadenas frutihortícolas, tienen eslabones similares en líneas generales, sin embargo, las frutícolas tienen mayor desarrollo de información y de implementación de normas de calidad y procesos productivos, debido a su mayor grado de inserción internacional y desarrollo industrial (Giacobone et al., 2018). En cambio, la mayoría de las hortalizas se consumen en fresco en el mercado interno y sólo se industrializa y se exporta menos del 10% de la producción nacional (Galmarini, 2018), lo que explica la mayor informalidad de las cadenas hortícolas, que requieren de mayor apoyo e información, por lo que las mismas requieren la intensificación de las acciones de difusión de las BPA y de valorización.

El objetivo del presente trabajo fue conocer el grado de valoración y las principales tendencias del consumo nacional de hortalizas y frutas locales y regionales “Km 0”, y del grado de conocimiento e importancia otorgada por los consumidores, a las Buenas Prácticas Agrícolas, mediante una encuesta interinstitucional e interdisciplinaria, realizada en el actual contexto socioeconómico y productivo, por la pandemia del COVID-19.

2. Materiales y métodos

El trabajo interinstitucional consistió en una encuesta realizada en el ámbito nacional titulada: Realidad del consumo argentino de hortalizas “Km 0”. El mismo, fue realizado entre dos facultades de Agronomía: (Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) - (Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP); y cinco dependencias del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) área del Centro Regional Buenos Aires Sur (CeRBAS): Chacra Experimental Integrada (CEI) Barrow; Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) - INTA; INTA- Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Hilario Ascasubi / Agencia de extensión rural (AER) Buratovich; INTA-EEA Balcarce/AER Necochea; INTA Bordenave-Coronel Rosales y Bahía Blanca,

La metodología se generó en el marco del proyecto interinstitucional CIAC-940186 (INTA–AUDEAS–CONADEV) “Producciones vegetales intensivas de alimentos saludables” (UNCPBA, UNMDP, INTA-Área CeRBAS) y de otros proyectos en los que participan sus integrantes como: Programa de investigación y transferencia tecnológica 03/A228 “Cadena espárragos y otras hortalizas bajo un enfoque sistémico” de la FAA de la UNCPBA (con la participación de otras universidades tales como: -BUAP-UNSL-UCA), Programa de Extensión correspondiente a la 7° convocatoria de la UNCPBA “Promoción de la producción y consumo de hortalizas para la optimización de la salud y calidad de vida – Hortalizas PRO Salud”, de las Facultades de Agronomía y de las Ciencias de la Salud.” y el Proyecto AGR639/21 “Sistemas Agroalimentarios: Redes de valorización y diferenciación de alimentos en la construcción de territorios sustentables”, de la FCA UNMdP.

Se llevó a cabo un estudio transversal a través de una encuesta anónima y voluntaria, que contó con el aval de la Asociación Argentina de Horticultura (ASAHO).

La encuesta se difundió a través de un enlace en Google Forms y se envió a instituciones y consumidores mediante diferentes medios de comunicación como radio, tv, redes sociales y portales digitales; y desde sitios institucionales.

El período de realización fue entre el 23/12/2021 – 07/03/2022.

A partir de la pandemia y su consecuente aislamiento social, preventivo y obligatorio se modificaron las actividades de investigación y extensión (Bellaccomo et al. (2020a y b), siendo las tecnologías de información y comunicación (TIC) (llamados telefónicos, whatsapp, plataformas como Skype, Zoom, Meet, Teams), un soporte imprescindible y muy eficaz, para contar con un gran volumen de información en corto tiempo (Cuenca y Schettini, 2020). En este contexto, en cualquier tipo de investigación dónde la opinión o percepción de personas es importante, la aplicación de herramientas digitales que permitan generar encuestas, posibilitan la recopilación de evidencias, para contabilizar sus respuestas y generar estadísticas que permitan interpretar resultados y, en ciertos casos, tomar decisiones. En tal sentido, los formularios de Google como herramienta para la recolección y análisis de información pueden resultar muy útiles y completos (Abundis Espinosa, 2016).

Los grupos etarios considerados fueron: <18 años, 18–24 años, 25–34 años, 35–44 años, 45–54 años y >54 años.

El instrumento de recolección de información incluyó los siguientes ítems:

✔ ¿Cuál es su rango etario? (Las opciones fueron: Menor de 25; de 26 a 50 y mayor a 50 años).

✔ ¿Qué nivel educativo alcanzó? (Las opciones fueron: primario, secundario, terciario, universitario y ninguno).

✔ ¿Cuál es su género? (Las opciones fueron: femenino, masculino, otro)

✔ Si vive en la provincia de Buenos Aires, por favor indique en qué región. (Siendo las opciones: Región Centro - Sur de la Provincia de Buenos Aires (Área CerBAS) y Región Norte de la Provincia de Buenos Aires (Área CerBAN))

✔ ¿Cuál considera que es su ocupación principal? (Las opciones fueron: trabajo en relación de dependencia, trabajo independiente, trabajo en el hogar o home office, desempleado, estudiante y otra)

✔ ¿Conoce los productos denominados “Km 0”? (siendo las opciones: si/no)

✔ ¿Sabe dónde se producen las hortalizas y frutas que consume? (siendo las opciones: si/no)

✔ ¿Adquiere productos locales/regionales “Km 0” (aquellos que han recorrido como máximo 100 km desde el lugar de producción al de comercialización)? (Siendo las opciones: si/no; no sabe/no contesta).

✔ ¿Qué productos locales “¿Km 0”, consume? (Las opciones fueron: hortalizas, frutas, aromáticas, conservas y mermeladas, otros alimentos)

✔ ¿Dónde adquieren los productos locales / regionales que consumen en tu hogar? (Las opciones fueron: quintas locales, ferias, verdulerías, supermercados, hipermercados, almacenes de barrio, dietéticas/tiendas saludables y otras).

✔ ¿Compraría productos identificados con logos, como de proximidad / “Km 0” (considerando aquellos productos que recorrieron como máximo 100 km. desde su lugar de producción y/o elaboración)? (Las opciones fueron: si/no, me es indistinto).

✔ ¿En qué medida considera que dicha categoría de productos favorece el valor agregado y simultáneamente contribuye a fomentar la producción local? (En una escala de 1 a 10, donde 1, contribuye muy poco y 10, contribuyen mucho).

✔ ¿Qué ventajas considera que tienen los productos de proximidad “Km 0”? (Siendo las opciones: son más baratos porque se reducen los costos de flete; contribuyen a fomentar la producción local de materias primas; promueven el consumo de frutas y hortalizas de estación; contribuyen al turismo local; mejoran el medio ambiente, porque se eliminan o reducen la producción de gases durante su traslado; generan un vínculo de confianza entre quienes producen y quienes consumen; los productos locales son más frescos, inocuos y de calidad; son producidos de manera responsable mediantes el uso seguro de insumos; propician el desarrollo de emprendimientos locales y, son producidos mediante Buenas Prácticas Agrícolas haciendo un uso eficiente de los recursos naturales.

✔ ¿Le gustaría contar con un listado (registro único voluntario) de productores que venden sus propias producciones (frescas y agroindustriales) a los consumidores locales/regionales y/o establecimientos minoristas; y que dichos productos se adecuen a la normativa vigente el alimento de que se trate? (Siendo las opciones: si / no y me es indistinto).

✔ ¿Considera importante que los alimentos de producción local (“Km 0”) se ubiquen, en los puntos de venta, en lugares bien identificados (en una góndola local, por ejemplo), ¿cómo forma de diferenciarlos de aquellos que no lo son? (Siendo las opciones: si / no y me es indistinto).

✔ ¿Considera que deberían efectuarse campañas de promoción dirigida a concientizar a la población respecto del consumo de hortalizas y frutas “Km 0”? (Siendo las opciones: si / no y me es indistinto).

✔ ¿Conoce lo que son las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA)? (Siendo las opciones: si / no).

✔ ¿En qué medida le parece importante consumir hortalizas con BPA? (En una escala de 1 a 10 donde 1 corresponde a la mínima valoración y 10 a la máxima).

✔ ¿Sabía que las Buenas Prácticas Agrícolas son obligatorias en frutas (desde enero 2020) y en hortalizas (desde enero 2021)? (si/no).

✔ ¿Sabía que en Argentina existe una Red de Buenas Prácticas Agropecuarias (Red BPA) que cuenta con más de 100 entidades del sector, públicas y privadas? (Las opciones fueron: si/no).

✔ ¿Cuántas porciones diarias de hortalizas y frutas consume? (Las opciones fueron: en una escala de 1 a más de 7).

✔ ¿Varió el consumo de hortalizas y frutas en su hogar, a partir de la pandemia? (Las opciones fueron: mucho mayor, mayor, igual).

✔ ¿Cómo calificaría la difusión de la importancia del consumo de hortalizas y frutas por parte de las instituciones? (En una escala de 1 a 10, donde 1 es la mínima valoración y 10, la máxima)

✔ ¿Se encarga de las compras de alimentos en tu hogar? (Las opciones fueron: siempre, a veces y nunca).

✔ ¿Dónde adquiere las hortalizas y frutas que consume? (Las opciones fueron: verdulerías, supermercados, almacenes de barrio, hipermercados, quintas locales, ferias de autoproducción, dietéticas y tiendas saludables).

✔ ¿En qué categoría de alimentos gasta más cuando hace las compras? (Las opciones fueron: frutas y verduras, carnes rojas y blancas, productos lácteos y otros alimentos).

✔ ¿El precio actual de las frutas y verduras, en relación a otros alimentos, a su entender es mayor, igual o menor al histórico? (Las opciones fueron: mayor al precio histórico, igual al precio histórico y menor al precio histórico).

✔ A partir de la pandemia del COVID-19, ¿cambió los lugares de compra de las hortalizas y frutas que se consumen en su hogar? (Las opciones fueron: si/no, no sabe no contesta).

✔ Si pudiera elegir el origen de las hortalizas y frutas que adquiere, ¿cuáles elegiría a partir de la pandemia? (Locales / regionales “Km 0”). (Las opciones fueron: de otras zonas productoras, me es indistinto y otro).

✔ Al abonar tus productos hortícolas, ¿puede hacerlo sólo en efectivo o por otros medios? (Las opciones fueron: sólo efectivo y otros medios).

✔ ¿Qué medio de pago prefiere utilizar para la compra de frutas y verduras? (Las opciones fueron: tarjeta de débito; tarjeta de crédito; cuenta DNI; efectivo y otros medios de pago).

✔ ¿Cuándo efectúa las compras en verdulería o huerta local, le entregan factura o ticket fiscal? (Las opciones fueron: siempre, nunca y a veces).

✔ ¿Produce las hortalizas que consume? (Las opciones fueron: si/no y algunas).

✔ ¿Sabía que el 2021 fue declarado Año internacional de las H y F, no sólo por su valor nutricional y por el efecto preventivo de su consumo para la salud, sino también a fin de impulsar el aprovechamiento integral de la materia prima producida minimizando pérdidas y desperdicios? (Las opciones fueron: si/no).

Grado de conocimiento respecto de las producciones vegetales intensivas de la zona centro y sur de la provincia de Buenos Aires (Área CeRBAS):

✔ Indique las producciones vegetales intensivas que cree que se llevan a cabo en la zona Centro y Sur de la provincia de Buenos Aires. (Las opciones fueron: cebolla, zapallo, kiwi, hortalizas de hoja, vid, zanahoria, espárragos, alcauciles, frutillas, papa, tomate, hongos comestibles, olivo y frambuesa),

Valoración del consumo de algunas especies de frutas y hortalizas, a modo de ejemplo, a fin de conocer el grado de información que poseen los consumidores. Para ello se seleccionaron tres especies perennes no tradicionales (kiwi, espárragos y alcaucil), a modo de ejemplo. Esta selección fue en base al potencial productivo y agroindustrial en el país y, especialmente, en la zona de influencia de los proyectos en el marco de los cuales se realizó el estudio:

Kiwi: ¿Qué ventajas cree que brinda el consumo de kiwi para la salud? (Siendo las opciones: ricos en antioxidantes que previenen el envejecimiento; protegen el corazón y previenen enfermedades; buenos para la vista; ricos en folatos (ideal para embarazadas); son ricos en antioxidantes; refuerzan el sistema inmunológico; son ricos en Vitamina C; disminuyen el colesterol en sangre y son una fuente natural de fibra soluble.

Espárragos: ¿Qué ventaja cree que tiene el consumo de espárragos para la salud? (Siendo las opciones: son diuréticos y muy benéficos para evitar hipertensión, la retención de líquidos, las enfermedades urinarias; evitan el estreñimiento y facilitan el tránsito intestinal, por su contenido en fibra; aportan vitaminas (K, complejo B, C y A) y minerales (potasio, fósforo y hierro); favorecen la memoria; son antiinflamatorios y son bajos en calorías).

ü Alcaucil: ¿Qué ventajas cree que le aporta el consumo de alcaucil para la salud? (Siendo las opciones: ayuda a regular las funciones hepáticas; previene enfermedades; reduce el contenido de triglicéridos en sangre; son diuréticos; son antiinflamatorios; son antifúngicos y contribuye a la reducción de riesgo de enfermedades degenerativas como las enfermedades cardiovasculares).

Como complemento del análisis de los resultados logrados a nivel nacional, se efectuó una comparación respecto de los resultados obtenidos en el área Centro Sur de la provincia de Buenos Aires, región de influencia de los proyectos institucionales mencionados, en el marco de los cuales se realizó la encuesta, a fin de conocer si la labor realizada durante años anteriores impactó en relación a la situación de consumo de F y H respecto al resto del país.

3. Resultados y discusión

El perfil de los encuestados fue de consumidores adultos principalmente: del rango etario de 25 a 50 años (52,9%), seguido de mayor de 50 años (40,1%) y menor de 25 años (9%); del género femenino (61,4%) y con un nivel educativo, en orden de importancia, universitario (72,2%); terciario (17%), secundario (8%) y primario (1,3%); cuya ocupación principal es el trabajo en relación de dependencia (58,8%), seguido del independiente (20,9%) y otros (8,6%). Estos residen en las siguientes provincias, en orden de importancia: Buenos Aires (43,6%); San Luis (27,5%), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) (6,7%); Santa Fe (3,9%); Córdoba (2,8%); Mendoza (2,7%); Catamarca (2%); San Juan (1,8%); La Pampa (1,4%); Tierra del Fuego (1,3%); Entre Ríos (1%); Tucumán (0,8%); Rio Negro (0,8%); Corrientes (0,7%); Salta (0,7%); Jujuy (0,6%); Misiones (0,4%) y Neuquén (0,1%), seguido de las restantes (1,2%).

Quienes habitan en la provincia Buenos Aires se encuentran ubicados principalmente en el área centro – sur (CeRBAS) (75%), mientras el 25 % restante en el área norte (CeRBAN). La encuesta fue respondida por 713 personas.

En el caso del sexo de los encuestados, los resultados fueron más equilibrados respecto de otros autores como Bellaccomo et al. (2020a y 2020b) y Sudriá et al. (2020), quienes en otras encuestas realizadas indicaron haber logrado un 69, 78,5 y 84%, respectivamente de respuestas de sexo femenino.

3.1. Grado de conocimiento de los productos “Km 0” por parte de los consumidores:

Más de la mitad de los encuestados indicó desconocer los productos locales y regionales “Km 0”, de donde surge la necesidad de llevar adelante acciones tendientes a instalar el interés de la mencionada categoría de productos (Figura 1).

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿conocés los productos denominados "km 0"?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 1: Degree of consumer awareness of “Km 0” products in Argentina, 2021-2022.

Figura 1: Grado de conocimiento de los consumidores argentinos de los productos “Km 0”. Argentina, 2021-2022.

Los resultados sugieren promover estrategias que favorezcan a las cadenas de suministro de alimentos saludables, más cortas, que contribuyan a mejorar los sistemas alimentarios regionales y locales. De hecho, las estrategias alimentarias de “Km 0”, además, de reducir el impacto ambiental, generan beneficios sociales y económicos locales, fortaleciendo una red menos compleja, con un vínculo más directo entre productores y consumidores. Además, la pandemia COVID-19 ha subrayado la importancia de un sistema de distribución de alimentos más flexible y próximo, que permita la adaptabilidad ante condiciones imprevistas, priorizando los productos locales, para evitar pérdidas asociadas a la dificultad de acceso al mercado, de los pequeños productores (Aldaco et al., 2020).

La primera década del siglo XXI, se ha caracterizado por la expansión de internet y la aparición de las redes sociales marcando una década en la que los usuarios empezaron a adoptar el rol de prosumidores (productores/consumidores), en múltiples sentidos, expandiendo e integrando su capacidad de generar alimentos y al mismo tiempo, consumirlos. Otra consecuencia, ha sido la democratización del acceso a la información, lo cual es de gran importancia para la expansión de las producciones de H y F y su consumo (Oliva-Gimeno y Torres-Mendoza, 2017).

En tal sentido, es importante considerar que la producción y consumo no deben ser actos individuales, sino que deben prevalecer las decisiones, intereses y preferencias tanto de los productores, como así también de los consumidores (Lusnich, 2019). Por lo cual esta interacción es particularmente importante en los casos de cadenas cortas, productos perecederos de corta vida útil y productos de cercanía “Km 0”.

La producción de H y F “Km 0”, se trata de una filosofía de producción sostenible, que promueve la producción con estilo y características propias y el consumo de alimentos seguros, según la Cartilla “Km 0”, que destaca ventajas (Bellaccomo et al., 2020b) siguientes: a) promueven emprendimientos y oportunidades de empleo local, b) Impulso a las producciones locales y regionales, c) Alimentos más frescos y nutritivos, d) Más ricos en elementos esenciales para el bienestar de nuestro organismo y con más sabor. e) Mayor calidad. f) Las distancias cortas y la ausencia de intermediarios impactan en menores costos para el productor y precios ventajosos para los consumidores. g) Mayor valor agregado, h) Cuidado del ambiente, con reducción de emisiones de gases nocivos, de costos energéticos y ambientales en general, por el mínimo traslado generando menor “huella del carbono”.

3.2. Conocimiento por parte de los consumidores del lugar de producción de las H y F consumidas:

Cuatro de cada diez encuestados indicaron desconocer la procedencia de las hortalizas y frutas que consumen, de donde surge la importancia de inculcar en la población, el interés en conocer el origen de los alimentos consumidos (Figura 2)

Por lo anterior, surge la necesidad de implementar estrategias, como por ejemplo campañas de difusión de los productos por su origen, basando la misma en resultados validados científicamente. Los mensajes deben ser accesibles para cualquier persona de diferentes lugares, etnias, niveles educacionales y socioeconómicos. Además, estas comunicaciones deben ser creativas, entretenidas y atractivas para la población (Zacarías et al., 2021).

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿sabés dónde se producen las hortalizas y frutas que consumís?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 2: Degree of consumer awareness of the place of the production of fruit and vegetables consumed in Argentina, 2021-2022.

Figura 2:Grado de conocimiento de los consumidores argentinos del lugar de producción de las H y F consumidas. Argentina, 2021-2022.

3.3. Adquisición de productos locales/regionales por parte de los consumidores:

Dos tercios de los consumidores encuestados adquirieron productos locales y regionales, aun cuando en muchos casos desconocían la forma de denominación (“Km 0”) de dicha categoría (Figura 3). En tal sentido, surge la necesidad de que las instituciones puedan impulsar estrategias para valorizar los mismos, diferenciándolos del resto.

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿adquirís productos locales/regionales km 0 (aquellos que han recorrido como máximo 100 km desde el lugar de producción al de comercialización)?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 3: Consumer acquisition of 0 km local/regional products in Argentina, 2021-2022.

Figura 3: Adquisición de los productos locales/regionales “Km 0” por parte de los consumidores argentinos. Argentina, 2021-2022.

Los resultados muestran que la mayoría de los consumidores eligen dicha categoría de productos, por tanto, es conveniente capacitarlos así como a los productores, respecto de la denominación y sus ventajas en la calidad de la alimentación, pudiendo inclusive impulsar la revalorización turística de los espacios productivos.

Con respecto a la distancia entre el lugar de producción y de comercialización, el incremento del consumo de los productos “Km 0” y de los prosumidores resulta fundamental, dado que, a nivel nacional un 80% de la producción recorre más de 50 km y un 40% más de 200 km, lo que implica problemas en la calidad de la infraestructura vial y en los medios de transporte utilizados (Giacobone et al., 2018); y un impacto directo en los costos para el productor y en la relación precio/calidad. Otro aspecto importante asociado a las cadenas largas de producción de H y F, es la necesidad de minimizar las pérdidas y desperdicios, ya que las mismas representan un 40 % de la producción; en sintonía de lo que ocurre a nivel mundial, según Giacobone (2018).

La producción, agroindustria y consumo de H y F “Km 0” puede generar múltiples ventajas en sus respectivos ámbitos de influencia, como por ejemplo: aumento de puestos de trabajo locales, desde la agricultura hasta el procesamiento de alimentos; servicios gastronómicos, establecimientos elaboradores de alimentos como panaderías; agroturismo, entre otros; además de generar desarrollo en el sentido de comunidad, ya que los alimentos generan cohesión social, y son capaces de reunir y unir a las personas, creando un sentido de cercanía, confianza y comunidad, incrementando la sostenibilidad. En tal sentido, mediante las mismas es posible reducir el impacto ambiental, por la menor cantidad de km recorridos para transportar alimentos, la mayor posibilidad de contar con una dieta basada en H y F frescas locales, lo cual contribuiría a la disminución de la obesidad, la desnutrición, la diabetes tipo 2, los trastornos cardiovasculares y la hipertensión, entre otras, con lo que disminuirían los costos de la salud pública, y los residuos podrían tratarse como un recurso, ya sea como alimento para animales, nutrición del suelo o biocombustibles (Setragno, 2018).

3.4. Productos locales “Km 0” consumidos por la población argentina:

Los principales productos locales consumidos son las hortalizas (79%), seguido de frutas (43,3%), conservas y mermeladas (31%) y aromáticas (26,9%), y otros alimentos (28,9%) (Figura 4). En tal sentido, sería importante intensificar las acciones de difusión de la producción, agroindustria y consumo de productos locales.

Figure 4: 0 km products consumed by the Argentinean population, 2021-2022.

Figura 4: Productos “Km 0” consumidos por la población argentina. Argentina, 2021-2022.

3.5. Grado de conocimiento del lugar de producción de las hortalizas y frutas consumidas:

Los consumidores encuestados indicaron en su mayoría que conocen el lugar de producción de las H y F consumidas (Figura 5).

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿sabés dónde se producen las hortalizas y frutas que consumís?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 5: Degree of knowledge of the place of production of the vegetables and fruits consumed.Argentina, 2021-2022.

Figura 5: Grado de conocimiento del lugar de producción de las hortalizas y frutas consumidas. Argentina, 2021-2022.

3.6. Lugares de adquisición de los productos locales/regionales consumidos:

Respecto del lugar de adquisición de los productos “Km 0”, se destacaron verdulerías (70,5%), ferias (32,8%), quintas locales (31,8%), almacenes de barrio (24,3%), dietéticas (18,1%) e hipermercados (6,7%). No obstante, refirieron otros lugares de adquisición. Este resultado es coincidente con la encuesta nacional de hogares realizado por INDEC durante los años 2017-2018, que demuestra que los gastos de consumo en el rubro H y F se dan principalmente en los negocios especializados.

También sería importante impulsar acciones de difusión por parte de las verdulerías, de los restantes, espacios de comercialización; así como el apoyo de los gobiernos locales, tendientes a la expansión y visibilización de las producciones “Km 0”.

3.7. Predisposición de los consumidores a la adquisición de productos “Km 0”

Los consumidores encuestados indicaron que están predispuestos a la adquisición de la categoría de productos “Km 0” (84,4%), prefiriendo que estén debidamente identificados y diferenciados (Figura 6), resultándole sólo al 11,8% indistinto y no estarían predispuestos a su compra, el 3,8%.

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿comprarías productos identificados con logos, como de proximidad / km 0 (considerando aquellos productos que recorrieron como máximo 100 km. desde su lugar de producción y/o elaboración)?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 6: Consumer predisposition for the purchase of 0 km products identified with logos in Argentina, 2021-2022.

Figura 6: Predisposición de los consumidores argentinos a la adquisición de productos “Km 0” identificados con logos). Argentina, 2021-2022.

Rizo Mustelier et al. (2020) sostienen que las producciones regionales “Km 0”, así como la horticultura urbana, en muchos casos, con valor ornamental, pueden satisfacer las necesidades estéticas de las personas y complementar las nutricionales. Además, deberían ser identificadas y comercializadas con valor agregado, para lo cual resulta importante la implementación de un plan estratégico de marketing, como instrumento esencial que facilite la comercialización eficaz no sólo de H y F, sino también de las producciones intensivas en general. Se trata de un instrumento valioso para el desarrollo de emprendimientos ya que proporciona a quienes toman las decisiones, una visión actual y futura que le servirá para obtener, controlar y evaluar los resultados en función de los objetivos trazados; siendo imprescindible el acompañamiento desde las instituciones para impulsar la implementación la identificación de este tipo de producciones.

3.8. Grado de valoración de los consumidores respecto de los productos “Km 0”:

Más de dos tercios de los encuestados consideró que dicha categoría de productos puede contribuir a fomentar la producción local y favorecer el valor agregado (Figura 7).

Figure 7: Extent of consumer valuation of the impact of 0 km products on added value and on the promotion of local production in Argentina, 2021-2022.

Figura 7: Grado de valoración de los consumidores argentinos respecto de los productos “Km 0” respecto del valor agregado e impulso de la producción local que pueden llevar a cabo los mismos. Argentina, 2021-2022.

Uno de cada tres encuestados otorgó la máxima valoración a la categoría de productos “Km 0”, mientras que integrando los valores entre 8 y 10, la proporción de respuestas en dicho rango sube a dos tercios. Por otro lado, menos del 4% le otorgó una baja valoración (entre uno y cuatro).

Cuando se habla de productos típicos “Km 0”, generalmente se piensa en artesanías, siendo un desafío procurar que la población asocie dicha categoría con productos de origen vegetal, frescos o con algún grado de procesamiento, con sabores particulares como así también, con propiedades nutricionales específicas. Además, los productos típicos consumidos en su ámbito de producción ofrecen idea de aroma y frescura, factores determinantes para el gusto como así también para sus principios nutritivos.

3.9. Percepción de los consumidores argentinos respecto de las ventajas de los productos de proximidad “Km 0”:

Los consumidores encuestados identificaron como principales ventajas de los productos de proximidad, que contribuyen a fomentar la producción local (82%), que son de menor costo (74%), propician el desarrollo de emprendimientos locales (73%) y son más frescos (58%). Los menores porcentajes obtenidos se relacionaron el nivel de BPA (31%), su contribución al turismo local (25,4%) y con la producción de manera más responsable (19%), por lo cual sería conveniente ir generando acciones tendientes a concientizar a la población, respecto de que los productos locales deben ser producidos de manera responsable y bajo BPA (Figura 8).

Shulang et al., (2020) sostienen que la pandemia por COVID-19, ha instado la necesidad de fortalecer los vínculos urbano-rurales y fomentar la producción local de alimentos, especialmente cuando se interrumpen los canales de intercambio tradicionales. Por tal motivo, una coordinación urbano-rural eficiente, y la producción local, periurbana (especialmente las llevadas a cabo en franjas de amortiguamiento, en muchos casos agroecológicas), podrían contribuir, en gran medida, a mantener un flujo de alimentos inocuos, en cantidad, calidad y diversidad; beneficiando, tanto a los productores, como a los consumidores.

Figure 8: Consumer perception of the advantages of “km 0” products in Argentina, 2021-2022.

Figura 8: Percepción de los consumidores argentinos respecto de las ventajas de los productos de proximidad “Km 0”. Argentina, 2021-2022.

3.10. Preferencia de los consumidores argentinos respecto de contar con un listado de productores locales y regionales de hortalizas y frutas “Km 0” adecuadas a las normativas vigentes:

El acceso a información referida a la producción local resultó altamente valorado por quienes respondieron la encuesta, lo cual indica que los consumidores argentinos demostraron interés por conocer quiénes son los productores y dónde se llevan a cabo las producciones “Km 0” (Figura 9).

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿te gustaría contar con un listado (registro único voluntario) de productores que venden sus propias producciones (frescas y agroindustriales) a los consumidores locales/regionales y/o establecimientos minoristas; y que dichos productos se adecuen a la normativa vigente el alimento de que se trate?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure9: Consumer preferences regarding access to a list of local and regional producers of 0 km fruit and vegetables fulfilling current norms in Argentina, 2021-2022.

Figura 9: Preferencia de los consumidores argentinos respecto de contar con un listado de productores locales y regionales de H y F “Km 0” adecuadas a las normativas vigentes. Argentina, 2021-2022.

Sólo a pocos encuestados les resultó indistinto contar o no con información de dicha categoría de productos.

Dichos resultados se corresponden con lo indicado por Razzoli et al. (2020), quienes hicieron referencia a la existencia de una tendencia creciente por conocer la procedencia de los productos elegidos por los consumidores a la hora de efectuar sus compras.

En tal sentido, los resultados que se desprenden de la encuesta, indican la necesidad de generar información y difundirla, facilitando la tarea de elección de los productos adquiridos. Por consiguiente, es necesaria la implementación de estrategias de planificación y gestión en las ciudades para eficientizar el control y optimizar la producción, distribución, procesamiento y consumo de productos alimentarios, impulsando la difusión de una cultura de ciudades sostenibles, en las que la seguridad alimentaria esté garantizada para todos los habitantes (Setragno, 2018).

3.11. Preferencia de los consumidores respecto de la ubicación de los productos “Km 0” en sus puntos de venta:

Los encuestados consideraron en más del 90% importante que los alimentos “Km 0” se ubiquen en los puntos de venta en lugares estratégicos, de forma de poder diferenciarlos al momento de efectuar su compra. Esto indica que no son indiferentes a esta categoría de productos. A una proporción mínima les es indistinta la ubicación que puedan tener los mismos en los puntos de comercialización (Figura 10).

3.12. Grado de valoración de las campañas de promoción de hortalizas y frutas “Km 0”:EL 94,8% de los encuestados consideró que deberían efectuarse campañas de promoción dirigidas a concientizar a la población respecto del consumo de H y F “Km 0”.

La población en general de acuerdo con los resultados está interesada en que se intensifiquen las campañas de promoción de la producción y consumo de H y F “Km 0”, aspecto considerado fundamental por Sirio et al.(2018), especialmente cuando se trata del segmento poblacional en edad escolar, además sostienen que la elección de alimentos saludables en niños, es un aspecto muy importante que se debe impulsar desde las instituciones educativas, en todos los niveles, ya que de este modo es posible adquirir hábitos de alimentación saludable, que se mantendrán durante toda su vida. Por este motivo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, 2006) considera que los huertos escolares pueden ayudar a mejorar la nutrición y la educación de los niños y sus familiares, tanto en zonas rurales como urbanas. Por tal motivo, la mencionada entidad alienta a las escuelas a crear huertos de aprendizaje que puedan ser manejados por los mismos escolares, profesores y padres, que incluyan una variedad de H y F. Dichas huertas educativas presentan múltiples ventajas, complementarias a la obtención de producciones, por ejemplo: inculcar hábitos de consumo, asumir responsabilidades, aprender a trabajar en equipo, propiciar la biofilia (conexión de las personas con la naturaleza), entre otros.

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿considerás importante que los alimentos de producción local (km 0) se ubiquen, en los puntos de venta, en lugares bien identificados (en una góndola local, por ejemplo), como forma de diferenciarlos de aquellos que no lo son?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 10: Consumer preference regarding the placing of 0 km products in their sales outlets in Argentina, 2021-2022.

Figura 10: Preferencia de los consumidores respecto de la ubicación de los productos “Km 0” en sus puntos de venta. Argentina, 2021-2022.

3.13. Grado de conocimiento de las Buenas Prácticas Agrícolas por parte de los consumidores argentinos:

El 67 % de los encuestados indicó conocer las BPA. Esto indica la necesidad seguir intensificando las acciones desde las instituciones, tendientes a la difusión y sensibilización de las mismas y a crear conciencia de la importancia de su implementación. Esta tendencia es coincidente con la valoración por parte de los consumidores respecto al consumo de hortalizas producidas bajo BPA.

Es fundamental la difusión e implementación de BPA en las producciones vegetales intensivas, para brindar soluciones técnicas que propicien la sustentabilidad a fin de promover un impacto positivo en la salud de la población y el ambiente, según Eandi et al. (2021). Esto se debe a la necesidad de implementar modelos productivos que impulsen la sostenibilidad, seguridad y soberanía alimentaria de la población argentina, tal como sugieren Carrasco et al. (2012).

La implementación de BPA presenta múltiples ventajas (Bellaccomo et al., 2020b), que a continuación se anotan:

✔ Seguridad productiva: impulso a las producciones locales y a la agricultura familiar. Promueven emprendimientos y oportunidades de empleo local, propiciando condiciones de trabajo adecuadas, orden e higiene del lugar.

✔ Seguridad alimentaria: promueven la producción de alimentos sanos, inocuos y de calidad, mediante el cuidado de los procesos y las condiciones de producción.

✔ Mayor calidad: permiten lograr productos identificados, más seguros, diferenciados y más atractivos.

✔ Viabilidad económica: dado que propician el uso adecuado de los recursos y tecnologías disponibles y la optimización de los costos a través de un empleo apropiado de insumos.

✔ Cuidado del ambiente: utilización sostenible de los recursos naturales, evitando los riesgos de su contaminación en los cauces de agua, flora y fauna, etc., manteniendo “vivo” el sistema productivo.

✔ Estabilidad social: porque atiende las necesidades humanas y por tanto, mejora la calidad de vida personal y familiar.

✔ Uso seguro y responsable de productos fitosanitarios: procurando su manejo y uso responsable en el ciclo productivo.

✔ Uso racional del agua: propiciando su empleo adecuado, libre de sustancias tóxicas y microorganismos patógenos, evitando déficit.

✔ Manejo responsable de nutrientes: procurando el empleo de abonos, fertilizantes y/o enmiendas en los momentos adecuados del ciclo productivo, basados en un plan de fertilización.

3.14. Importancia otorgada a las Buenas Prácticas Agrícolas - BPA por parte de la población:

El 64% de los encuestados le otorgó la máxima valoración a las BPA aplicadas a las producciones vegetales intensivas, mientras que al considerar el rango de mayores valores (8 a 10), el valor asciende a 89,1%.

El resto, denota el desconocimiento de las implicancias de la aplicación de BPA a la producción de alimentos, lo cual muestra la necesidad de acciones que contribuyan a crear conciencia de su importancia, en el sector agropecuario (Figura 11).

Figure 11: Importance ascribed by the population to Good Agricultural Practices applied to intensive vegetable production in Argentina, 2021-2022.

Figura 11: Importancia otorgada a las Buenas Prácticas Agrícolas aplicadas a las producciones vegetales intensivas por parte de la población argentina, (2021-2022).

Los resultados indican un incremento en la percepción referida, en relación con la encuesta del año 2020, en la que menos del 40% le otorgó un rango alto de valoración, según Bellaccomo et al. (2020a;b), los autores indicaron que uno de cada cuatro encuestados desconocía el concepto de las BPA.

Posiblemente, la proporción de encuestados a quienes les resultó indistinto o no importante se deba al desconocimiento de los beneficios que dichas normas pueden tener y su impacto en la salud de la población y calidad de vida. Los resultados ponen en evidencia la necesidad de intensificar las capacitaciones sobre este tema, por parte de diferentes entidades, y acciones de concientización, a través de los distintos medios de comunicación, orientando las mismas no sólo a productores sino también a consumidores.

La implementación de BPA es especialmente importante en las áreas urbanas y periurbanas, ya que, según algunos autores como Clavijo Palacios y Cuvi (2017), en general, las producciones frutihortícolas se encuentran en el umbral de la sustentabilidad, requieren mejoras en aspectos vinculados al manejo de recursos (como riego y semillas), como así también contar con asistencia técnica,entre otros.

3.15. Conocimiento de la obligatoriedad de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en las producciones H y F:

El 65,2% de los consumidores indicaron desconocer la obligatoriedad de la aplicación de BPA en las producciones de H y F, marcando una insuficiente difusión de esta normativa en la población.

Dentro de los factores involucrados en la producción de hortalizas, uno muy importante contemplado en las BPA, está vinculado al manejo de los cultivos y específicamente al empleo de agroquímicos, comúnmente utilizados en los modelos productivos tradicionales. En tal sentido, es prioritario evitar riesgos para la salud, en el caso de los trabajadores, por ejemplo, brindándoles una adecuada capacitación y proveyéndoles el equipo de protección necesario; como así también evitar los riesgos que pueden ocasionar a los consumidores cuando no se respetan los tiempos de carencia (tiempo transcurrido entre la aplicación y la aptitud para la cosecha y consumo), ni las dosis adecuadas, entre otros múltiples aspectos. Como ejemplo latinoamericano puede citarse el caso de Brasil, en donde se ha determinado exposición a plaguicidas en el 92% de los trabajadores por falta de protección individual adecuada, lo que representa costos sociales y económicos elevados (Delgado y Paumgartten, 2004; Porto y Soares, 2012).

3.16. Conocimiento de la existencia de una Red de Buenas Prácticas Agrícolas:

El 65.2% de los encuestados indicó desconocer la existencia de una Red de BPA. Sin embargo, desde 2014 dicha red viene impulsando la adopción de las mismas por parte de los emprendedores, y actualmente está integrada por más de 100 entidades del sector agropecuario, públicas y privadas (Red BPA, 2022).

3.17. Porciones diarias consumidas de hortalizas y frutas por la población argentina:

Sólo 1 de cada 4 encuestados cumple con las recomendaciones de consumir al menos 5 porciones diarias de H y F, lo cual tiene un impacto en la salud de la población, por lo que sería imprescindible estimular un mayor consumo de vegetales (Figura 12).

Gráfico de las respuestas de formularios. título de la pregunta: ¿cuántas porciones diarias de frutas y hortalizas consumis?. número de respuestas: 713&nbsp;respuestas.

Figure 12: Daily fruit and vegetable portions consumed by the Argentinean population, 2021-2022.

Figura 12: Porciones diarias consumidas de hortalizas y frutas por la población argentina. Argentina, 2021-2022.

Las H y F son componentes esenciales de una dieta saludable y un consumo diario adecuado, constituido por al menos 5 porciones de diferentes especies, podría contribuir a la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), como las cardiovasculares y algunos cánceres. El consumo actual estimado de H y F es muy variable a nivel internacional, oscilando entre 100 g/día en los países menos desarrollados y aproximadamente, 450 g/día en Europa Occidental. En Argentina, las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), elaboradas por el Ministerio de Salud de la Nación, recomiendan un consumo total de H y F de 700 g diarios: 400 gramos de hortalizas no feculentas y 300 gramos de frutas por día por persona (Giacobone et al., 2018). Según Zapata et al. (2016), el consumo promedio de la población argentina es de 135 g de <

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